Esto es lo que sucede con toda el agua de lluvia que cae sobre la cordillera cajamarquina: el 50% del agua se evapotranspira; el 40% se escurre por la superficie y corre por los ríos; y el 10% se infiltra al subsuelo. Es decir, sólo el 40% es el que, en teoría, debería ser aprovechada al máximo.
El total del agua que en temporada de lluvias corre por el río Cajamarquino (que es el río que drena toda la zona de Cajamarca y que es conformado por los ríos Mashcón, Chonta y Namora) es de aproximadamente 280 millones de metros cúbicos (fuentes: Estación Hidrométrica de Jesús Tunel). De estos 280 millones, 10 millones son utilizados por la ciudad de Cajamarca (4%); 68 millones los utiliza la agricultura (25%); 2 millones son utilizados en la minería (1%); y 200 millones de metros cúbicos siguen su curso por el río Marañón hasta el Océano Atlántico sin que puedan ser aprovechados por Cajamarca.
Resulta paradójico darse cuenta que en la temporada de lluvias la población suele mostrar su molestia frente a huaycos y deslizamientos; mientras que en la época seca, que va desde mayo hasta septiembre, se generan disputas por un litro por segundo de agua. Pero la buena noticia es que agua hay en Cajamarca, en grandes cantidades y durante seis meses, lo que se requiere es hallar los mecanismos para que ésta agua esté disponible durante todo el año.
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